Las musas han "pasao" de mí...
Las musas están pasando de mí estos días. Teniendo en cuenta que lo mío es la escritura automática (las palabras fluyen solas en la pantalla, nunca creo argumentos) me preocupa abandonar mi deporte favorito así que me dejaré llevar por lo que los dedos decidan...
Se asoma mi primer agosto ocioso en la capital. Me gusta el calor de la noche madrileña. Sí, soy una friky, ya lo sé, esto no se dice, pero yo estoy en la gloria. Demasiado moho acomodado en los recovecos de mi cuerpo después de años en la húmeda Galicia. Adoro mi tierra pero es público y notorio que no su clima. Hoy, sin ir más lejos, diluvia allí, mientras que yo paseo mi palmito bajo 36 grados y ni una sola nube.
Ayer noche me di mi primera escapadita de la temporada. Tuve una compañía estupenda _algo que agradezco sobremanera en esta ciudad en la que aún soy sólo una invitada_, mi primera experiencia comiendo en tatami y copillas tranquilas en garitos nuevos.
Un par de nubes en el horizonte azotan a dos de mis chicas favoritas y estoy muy lejos de ambas para ofrecerles mi hombro, lo cual me duele particularmente. Saldrán adelante, no tengo dudas, pero a todos nos gusta que nos arropen cuando las cosas se ponen feas.
He recibido una visita relámpago, emocionante y más corta de lo que desearía pero, ante cualquier regalo inesperado, decido no mirar el diente al caballo y me quedo con lo bueno.
Navego por la red leyendo las mismas ofertas laborales una y otra vez y aguardo a mis ansiadas vacaciones reales. Sin niños recuperaré un poco de mi espacio de mujer, que me hace mucha falta, aunque como me comentaban ayer, no tengo pinta de mamá. De hecho, creo que tengo pinta de pendón porque esta temporada paso a diario la prueba de la obra (oséase, a los obreros pegando alaridos desde los andamios cuando una entra y sale de su casa). No sé si es que estoy buena o estoy engordando, es toda una preocupación, más teniendo en cuenta que no me explico cómo encuentran fuerzas ni para silbar con el calor que tienen que estar pasando.
Un día más, un mes más, un año más. Estoy en ese permanente pasar en que esperas acontecimientos que cambien tu vida de un golpe y no pasa nada. Supongo que cuando espere que no pase nada, sobrevendrá otra carambola del destino. Quién sabe. Esto es un misterio.
Hace calor y...
No se me ocurre nada.