lunes, 8 de septiembre de 2008

Bon voyage

Hay que ver cómo está el patio. El patio y la calle (muy dura, como siempre digo) pero, algunos, no saben lo cruda que está hasta que se les ocurre liarse la manta a la cabeza y dedicarse a hacer el ridículo en el planeta de los solteros renacidos.

Ahora nos separamos todos. Como diría mi madre, en algunos casos porque no aguantamos nada (ellas lo aguantaban todo) y, en otros, porque el matrimonio se vuelve inaguantable. Pero lo peor, sin lugar a dudas, es cuando descubres que te has pasado la tira de años viviendo con el Doctor Jeckyll y Mr. Hyde. Y eso suele pasar cuando descubres la quemaduras de tercer grado en ese brazo que un día dijiste _estúpida de ti_ que pondrías por él en el fuego. Y lo hiciste, porque algunas, también, somos mujeres de palabra. Así que, encima de compuesta y sin pareja, te quedas con el brazo carbonizado y la autoestima por los suelos.

El proceso es digno de ser estudiado pero no por los psicólogos. Desde mi punto de vista ,se mezcla entre la sociología y la psicopatía. Cuando el que durante años durmió a tu lado pasa de ser un desconocido a un enemigo… “Houston, Houston, tenemos un problema”.

Y todo lo que creías saber, ha desaparecido. Aquel tipo leal, que presumía de mujer, que te hacía sentir la reina del mambo, se dedica ahora a hacer el ridículo con niñatas sólo para alimentar su patético ego. Pero lo más patético no es eso. Lo patético es que socialmente es casi… “natural” que un hombre pierda la neurona que tenía y la deposite en su polla (que, a estas alturas, funciona regulín, regulán) y lo flipe con una tía que tiene tan buen cuerpo como escasa experiencia, tablas y el fascinante cerebro de una mujer valiente y experimentada.

Aquel tipo que tenía la cabeza sentada y admirabas tanto es, de pronto, un petimetre que se dedica a saltar alrededor de las veinteañeras y a ponerse y ponerte en ridículo. A él, por memo, y a ti, por soportarle. Las nenas responden de maravilla ante los casaditos que las pasean en un buen coche, las llevan a cenar a un restaurante donde los niñatos que frecuentan no sabrían ni qué cubierto elegir (al igual que ellas) y ya, con un regalito, las tienen con las bragas en la mano. Y se creen los castigadores del mississippi. Penoso.

Además, por supuesto, la culpa siempre es nuestra. Necesitan nuevas sensaciones porque no les aportamos novedad. Eso mismo pensamos nosotras pero porque no se les levanta como es debido y, para más inri, logran convencerte de que la culpa es tuya, que no le das todo lo que necesita. Si se agobian porque quieren ir con sus amigotes, les quitamos aire, necesitan espacio. Eso sí, con nosotras en la puerta que para eso ya se sabe: una señora en casa y una puta… en los bares.

Lo malo es que los restos de la batalla casi siempre los recogemos nosotras. Sí, nosotras somos las que tenemos que mentirles a los niños y decirles que papá les quiere mucho (aunque se haya largado sin despedirse a “despejarse” con alguna desocupada), que a nosotras también, que nos hemos enfadado pero es un tipo estupendo. Y mentir como cosacas cuando el viajecito de placer no se acaba nunca y hasta los críos se mosquean.

Y no digo nada de cuando entramos en el tema económico. Hagan juego, señores, que aquí se va a liar la parda. De pronto, todo es pasta. Y sí, sé que muchas mujeres son auténticas arpías y les sacan la sangre a los susodichos pero me encantaría ver una estadística de las que nos quedamos tiradísimas por tipejos que se consideran superpadres por saber cambiar un pañal o llevar los niños al parque. Eso sí, cuando se separan, eres un bicho que les saca su dinero. No la chacha, madre, profesora de apoyo, educadora, cuidadora, enfermera y trabajadora que los saca adelante mientras ellos pagan, de mala gana, cifras ridículas “para que coman”.

De pronto, papi sólo piensa en seguir viviendo bien, en que alguien le prepare la comidita y le caliente la cama, en que no le saquen los cuartos que necesita para ir de copas porque ha vuelto al mercado y las nenas son menos impresionables ante las canas si no van acompañadas de un buen nivel de vida.

No me dan ninguna pena. Me dan asco. Este post es sexista, sí. Pero que levante la mano el que pueda decir que no conoce un solo tipo que no hay montado uno de estos numeritos a expensas de una pedazo de mujer que le queda grande por los cuatro costados.

Tal vez la naturaleza sea sabia, al fin y al cabo, y los devuelva a su destino natural: las dos neuronas que buscan tras dos tetas. Pero las tetas de niñas sólo son eso, tetas. Y para cuando descubren lo que se han perdido lo han destruido todo.

Y, entonces, es cuando nos dejan ir. Y se pierden para siempre.

Pero... ¿Y si fuese una suerte?

Por las dudas, bon voyage, neurona flotante...

9 comentarios:

A las 8 de septiembre de 2008, 20:22 , Anonymous Anónimo ha dicho...

ando en situación parecida, la verdad

 
A las 9 de septiembre de 2008, 14:52 , Anonymous Anónimo ha dicho...

no me refería a una persona concreta veiteañera, no es el caso, me refería a estar solo para estar en libertad, pero en lo demás sí, la situación mía es la que cuentas en tu post, el él de tu post, y en fin, qué decirte, solo que espero que eso no impida nuestra amistad

s

 
A las 9 de septiembre de 2008, 15:00 , Blogger Leonor ha dicho...

Cómo habría de impedirla? Ser libre es una opción respetable, la forma de hacer las cosas es lo que marca la diferencia.

No estamos aquí para juzgar, sólo exponemos. Sólo espero que lo hagas bien... por ti y por todos.

Un beso

 
A las 10 de septiembre de 2008, 0:00 , Blogger María ha dicho...

Conozco un caso igual al que describes. Un señor ya no tan joven que manda a paseo a su mujer por una chica a la que dijo conocer en un restaurante, aunque por circunstancias que no voy a comentar aquí dedujimos que en realidad el tal restaurante era un burdel.
Todavía tengo en la boca el sabor amargo de la humillación que sufrió su mujer (ya ex). ¿En tan poco la valoraba? A mí la chica en sí ni me va ni me viene, pero que te cambien sin miramientos por una fulana de puticlub de carretera... a ver qué autoestima resiste eso.

 
A las 10 de septiembre de 2008, 11:05 , Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Jo! ¡Somos execrables! Vosotras, en cambio, vírgenes dignas de adoración.

¡Al ataque!

 
A las 10 de septiembre de 2008, 15:53 , Blogger Leonor ha dicho...

Esta modalidad de hombre sí es execrable. Y abunda. Lo cual no quiere decir que alguno quede con cerebro...

Y de vírgenes, nada, gracias a Dios... xD!!

 
A las 10 de septiembre de 2008, 16:29 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Cerebro tenemos todos, aunque, como tú dices, a algunos ya les funciona "regulín, regulán".

Entonces, ¿no sois vírgenes? Sacrebleu! En el nombre de Dios os habré de santificar el cuerpo.

Perdona, es que en otro comentario me has llamado Lover y, claro, ya no sé ni lo que digo.

Un besazo.

 
A las 11 de septiembre de 2008, 11:03 , Blogger Y sin embargo ha dicho...

Por supuesto que es una suerte y si no saben lo que se pierden, peor para ellos!!

Bicos

 
A las 15 de septiembre de 2008, 15:46 , Blogger Crika ha dicho...

y te falta lo más patético de todo, Reina, cuando se dan cuenta DEMASIADO TARDE de la cagada que han hecho con vivir a lo Peter Pan y siendo conscientes de que la veinteañera no les aportaban nada pero se han jugado su vida y han generado un daño irreparable y gratuito a su alrededor (padres, suegros, hermanos, amigos....)
¿ese caso ya no es tan habitual? el del que se sincer del todo y de repente decide LUCHAR por recuperar a la pobre y humillada, pero con gran autoestima, esposa....:P
Un beso sexista-realista...al final los puñeteros tópicos son tan reales....:(

 

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